La enfermedad de los objetos

La reducción del consumo está directamente relacionado con las ganas de no tener más de lo que se necesita. Lo que se necesita es sólo lo esencial: amor, aire puro, bellas vistas del paisaje – que pueden ser dibujadas por usted o me las encarga a mi si le gusta mi trabajo primario y básico – y sonidos armoniosos. Lo demás está de más.

La idea es hacer enfermar a los objetos que no necesitamos para que descansen en paz. La única forma de hacerlo es no ocuparlos. Dejarlos de lado. Yo no hablaría de desecharlos. Les daría otro uso. Así no botamos más cosas y no almacenamos desperdicios. Sería útil para todos que frenáramos la compra de adminículos que sólo complican la vida. Si no lo hacemos, pronto tendremos que explicar cada una de las acciones humanas en un manual que será otro objeto y que debido a la complejidad no podremos darle otro uso.

Cuando me refiero a que los objetos se enfermen no se trata que sufran. No se le vaya a ocurrir abrirlos y golpearlos. Quiéralos pero entréguele otro uso para que descansen en paz. Téngalos cerca y visítelos. Cuéntele que fueron creados para sumar y no para brindar soluciones. Sólo así los objetos sucesivos entenderán que  no deben pertenecer al mundo ya saturado de ellos.

La enfermedad de los objetos es una medida inducida por nosotros, los que vemos que la sobrepoblación de ellos va a terminar por dejarnos sin espacio. ¿O usted cree que seremos tan malévolos que llevaremos objetos a otras galaxias? No, ¿cierto? Con lo que ya tenemos está bien y la solución está en nuestras manos.