Los amigos

Por cosas de la vida y por errores de otros, no tuve una familia numerosa. No conozco primos corriendo por el patio, tíos dichosos ni abuelos ó abuelas mimando mis berrinches. Crecí con los míos, con los 4: papá, mamá y dos hermanas. Cuando me di cuenta que en mi mundo éramos solamente 4 comencé a desarrollar una extraña patología. Sufro por la amistad. Sufro por no tener a mis amigos.

Los busco en todos lados. Hay de ángulos rectos, obtusos y extendidos. Poetas, arquitectos, periodistas, constructores, entrenadores de fútbol y amantes del ocio. Verdaderos amantes del ocio. Y también del negocio.

Con el tiempo he logrado tener amigos. He logrado una familia más numerosa, de hermanos, primos, tíos y abuelos en torno al orgullo de compartir una familia. Disfuncional, pero familia. Algunos se han ido al extranjero, otros se quedaron en el baúl de los tesoros y los más entrañables me miman como lo hace un abuelo.

Gracias por los tiempos, por los errores y por los amigos.